Alvarado tiene su coach deportivo

Florencia Arroyos está acompañando al plantel de Alvarado luego de recibirse de Coaching Deportivo y brinda clases personales y grupales para todo el equipo, lo cuál representa un soporte más.

Florencia Arroyos durante una de sus charlas. (Foto: Prensa Alvarado)

Florencia Arroyos durante una de sus charlas. (Foto: Prensa Alvarado)

Al nivel de los mejores clubes del mundo, sabiendo que hoy por hoy la importancia de la parte mental y motivacional es tan importante como la física y la deportiva, Alvarado se abre camino, se aggiorna a las nuevas facilidades que brinda el deporte de alta competencia y cuenta con una profesional que ayuda, potencia y le da mayor réditos a jugadores y cuerpo técnico del plantel profesional. Florencia Arroyos, recientemente terminó su carrera de coaching deportivo y lo aplica en el club, con clases personales y grupales que han llegado de muy buena manera a los futbolistas.

La idea, en un principio, era arrancar de a poco y hacerla con un jugador puntual, enfocado en el trabajo de él y buscando potenciar el rendimiento futbolístico a partir de diferentes cuestiones. En ese camino, está Florencia Arroyos en Alvarado. Empezando a construir un camino nuevo para clubes de categorías de ascenso, donde no es común poder contar con un profesional en cuestiones externas, que termina siendo, desde afuera, parte importante del cuerpo técnico, de lo grupal, ayudando a potenciar desde lo mental, todo lo que se trabaja desde lo físico y futbolístico.

-¿Qué hace un coaching deportivo?

-La base del coaching es que cada persona tiene dentro de sí la solución de su problema y las herramientas para solucionarlo, el coach trabaja el aquí y ahora, algo que se quiera tratar o que se quiera potenciar, se trabaja sobre eso, de acá a un mes, de acá a seis meses, pero se plantean objetivos a corto plazo. También se busca el fortalecimiento del equipo, que el grupo se convierta equipo tanto dentro como fuera de la cancha. La confianza en uno mismo, en el otro, en poder conocer al compañero. Se busca potenciar las virtudes y achicar el margen de error, sacar lo mejor de cada uno. A veces es un poco incómodo para el coachee (el deportista), porque para poder trabajar sus virtudes y hacer el mea culpa de los errores, te tenés que conocer a vos mismo, y no todos están preparados para conocerse. Muchas veces se dice que somos analfabetos emocionales, que uno no sabe decir en palabras los sentimientos, “¿cómo estás?” “bien”, “¿cómo estás? “mal”, pero no, estoy nervioso, estoy ansioso, tengo miedo, estoy decepcionado. Ponerle palabras a lo que sentimos es primordial, y se trabaja mucho con eso, que los jugadores hagan una previa de cómo se van sintiendo dos o tres días antes de un partido, cómo están de confianza, cómo están de nerviosos, la energía positiva, la energía negativa.

-¿La ansiedad es una de las cosas que más cuesta manejar en los futbolistas?

-Es una de las cosas sobre la que más se trabaja, mediante la técnica del “Mindfulness”, hoy es muy usada por casi todos los deportistas de alto rendimiento. Es una meditación que te enseña a centrarte en el presente, sin expectativas ni juicios. Trabajamos para relajarnos, despejar la cabeza, para no ocuparla con lo que es la ansiedad, los nervios, los miedos, y liberarla para nuestro objetivo que es jugar bien. Si no tenemos el 100% de nuestra cabeza enfocada en lo que es la pelota, no vamos a rendir al 100% de las posibilidades.

-Sos mujer en un ambiente bastante machista, ¿qué recepción encontraste? Has trabajado de manera individual y de manera grupal con el plantel.

-Cuando empecé lo hice con miedo, porque creía que iban a tener prejuicios de “qué me va a venir a enseñar esta, mujer”. Entonces de mi parte lo que hice fue mostrarles un poco de carácter en el momento que lo tenía que hacer, y después empatizar. No soy amiga, ni vengo a dar órdenes, soy coach, básicamente. La recepción que tuve de parte de todos fue con mucho respeto, muy buena llegada con la mayoría de los chicos, me trataron muy bien, se engancharon, algunos de a poco se van animando. En general, hay muy buena onda.