Brenda Lorenzo: «Todavía no me doy cuenta hasta donde llegué»

La boxeadora Brenda Lorenzo con la Torre Eiffel de fondo.
La boxeadora Brenda Lorenzo con la Torre Eiffel de fondo.

El boxeo muchas veces brinda las oportunidades soñadas, pero no siempre en las circunstancias soñadas. La marplatense Brenda Lorenzo viajó a Francia para pelear ante Priscilla Peterlé con apenas dos días y medio de anticipación. Viaje fugaz, pero experiencia inolvidable.

En su regreso a Mar del Plata, «La Ruda» habló con Marca Deportiva Radio (FM 99.9) incrédula de todo lo que vivió: «todavía estoy cayendo, desde que me fui hasta que llegué fue una locura de no creer. Todo se dio de un día para el otro y después de la pelea enseguida me tenía que volver». No había demasiado que pensar porque era un tren que, quizás pasa una vez en la vida: «a mí siempre que me dicen hay pelea; vamos. Jamás me imaginé esta oportunidad de salir fuera del país tan lejos con otra cultura, no me lo esperaba jamás. Por como tengo mi récord, jamás me planté irme afuera y no podía desperdiciar la oportunidad».

Brenda tuvo que viajar sóla, sin entrenador ni acompañante porque no había oportunidad de hacerlo y era todo un desafío: «el viajar sola era algo bastante particular porque todo boxeador siempre va con su entrenador pero Daniel Andino tomó la decisión de no ir porque no había posibilidad para ambos y quería que viva la experiencia. Era cumplir el sueño igual, teníamos que estar atentos a como se manejaban. Apenas llegaba a cada aeropuerto lo iba llamando para decirle si estaba cómoda o no», comentó.

Brenda Lorenzo en Francia
Brenda Lorenzo junto a su rival Priscilla Peterle.

Más allá de que pelearía cuatro categorías más arriba de su peso (SuperLigero), se esmeró en hacer la mejor representación posible, hasta que la rodilla le jugó una mala pasada: «se me había trabado, tengo las rótulas gastadas y el menisco jodido. Cuando la tenía encima pegándome no me reaccionaba la rodilla. No me dejaron ponerme la cinta que me ayuda a sostener la estabilidad en esa zona. Me sentí en condiciones pero ella tenía otro tipo de preparación, es profesional 100%».

A diferencia de otros boxeadores de la ciudad cuando les tocó una experiencia en el exterior, no padeció injusticias o malos tratos a pesar de que incluso no entendía el idioma: “lo único que me entendían claramente era Messi”, recordó. “Me sentí muy a gusto, la gente era muy educada, no me hizo falta nada y estuvieron en cada detalle para hacerme sentir cómoda”.

Si bien estuvo instalada en Guins, un pueblo chico de 1.000 habitantes, después de la pelea la llevaron a recorrer París: “eran tres horas de distancia. Se tomaron el trabajo de llevarme a conocer y recorrer París, me trataron muy bien.  Era una locura porque el martes el profe me había dicho que viajaba porque el lunes habíamos decidido que quizás no viajábamos. Todavía no caigo de ver hasta donde llegué”.