Leandro Ramella: “En estos momentos, pienso en el largo camino recorrido”

El entrenador marplatense que llevó a Quimsa a su segundo título en la Liga Nacional, habló a través de Marca Deportiva Radio (FM 99.9) sobre lo que representa este campeonato para él: “estoy muy agradecido de lo que me dio el básquet”.

Por Rodrigo Divito (@rodrigodivito)

Leandro Ramella tocó el cielo con las manos. Como entrenador, alcanzó el máximo logro que se puede tener a nivel nacional: ser campeón de la Liga Nacional. Lo hizo dirigiendo a Quimsa e imponiendose en la final a Boca por 4-1 desatando un festejo alocado en Santiago del Estero donde parecía el único que mantenía la calma.

En diálogo con Marca Deportiva Radio (FM 99.9), el ex DT de Quilmes y Peñarol indicó que “no se si fue una locura, todavía lo tomo con mucha tranquilidad. Fue muy movilizante, muy emotivo y tratando de estar tranquilo. Es mi forma de controlar la emoción”.

Llegar a ese lugar de privilegio, es hoy y ahora, pero a la vez, una forma de marcar su propia historia como entrenador: “me parece que es un lugar circunstancial, me siento afortunado por lo que el básquet me dio. Desde muy chico iba a ver la Liga Nacional, tengo una familia muy de básquet y desde muy joven me hice entrenador. Cuando recibí algunas menciones individuales dirigiendo Liga Nacional ya me sentía muy afortunado. Ahora encima salir campeón con un equipo de la máxima categoría de nuestro país, no se si alguna vez lo pensaba. Uno va cambiando las metas y dice ojalá algún día pueda estar ahí”.

Era la primera vez que le tocaba dirigir a uno de los planteles candidatos para la competencia y eso era algo que antes no le había pasado: “a medida que pasa el tiempo, tenía ganas de dirigir equipos con mejor plantel y que puedan tener más aspiraciones. Cuando llegó la oportunidad de hacerlo, me sentía que estaba bien y tenía ganas de asumir esa responsabilidad. Después tuve la suerte que se dieron las cosas para bien, tenía ganas de tomar ese desafío. Muchas veces me fue bien con planteles que no se esperaba que te fuera bien. Es muy distinto dirigir un equipo con 10 jugadores que pueden jugar, hay que manejar el grupo”.

Quimsa tenía una carga emocional acumulada porque venía de perder dos finales consecutivas, pero no era algo que le afectara particularmente al marplatense que tomó el equipo en la etapa final de la fase regular: “la ansiedad estaba en el entorno y no en mí, puede haber ayudado para transmitirselo a los jugadores. No pensaba en el campeonato, ni para adelante, sino ir juego a juego. Cuando uno está enfocado puede dirigir más tranquilo”.

Dos minutos antes de terminar el último partido de la serie con victoria para su equipo, Leandro Ramella se sentó en el banco y parecía detenido en el tiempo, con la mirada fija en un punto perdido mientras todo a su lado era descontrol: “cuando llegas a esa situación, es como que terminas pensando en el camino recorrido. Para mí ha sido un camino muy largo, soy entrenador desde muy chico y llegue al profesionalismo antes. Yo hice una carrera tranquila, di pasos seguros. Dirigi desde pre-mini básquet pasé por todas las categorías y llegué a la Liga Nacional”. Son esos momentos donde todo viene a la mente como una catarata de recuerdos y la vida, literalmente pasa por delante: “es dura la profesión porque uno está lejos de la familia, mis hijas y familia están instaladas en Mar del Plata. Pasan mucho tiempo sin verme, si bien la comunicación cambió uno siente que ellas te necesitan y no estás. Tengo una hija de dos años y mi mujer tiene que hacerse cargo sola y uno reconoce todo eso en ese momento. Sin el esfuerzo de todos ellos es imposible que uno pueda pasar estos momentos”.

También sus inicios y lo que la profesión le deparó: “mi padrino y tío, Osvaldo Echeverría, era entrenador de básquet y nos lleva a jugar al básquet a los 6 años. Me encantaba jugar y después empecé a estar mucho tiempo en Kimberley, mi club. Estar cerca de los entrenadores me llevó a eso. Empecé a ayudar, a colaborar y a los 16 o 17 años tuve mi primer grupo de chicos. En un momento decidí dejar de jugar porque quería dar el paso a entrenador, a los 26 años tomé esa decisión”.

Más allá de los títulos, que para Ramella hoy lo llevan a estar en la cima a nivel nacional, antes se había ganado algo muy difícil de conseguir en cualquier ámbito de la vida: el respeto de todos. Se vio reflejado en lo que lo quieren tanto en Quilmes como en Peñarol, rivales de toda la vida con quienes cumplió destacadas campañas en la Liga: “lo que hice en las dos instituciones de Mar del Plata fue dar el 100% y ser honesto, siempre intento eso, trato de ser una persona que piensa en el colectivo de la profesión, siempre intento estar cerca de las organizaciones que hacen al colectivo de la formación. Se dieron circunstancias que hicieron que mis pasos sean más lentos, pero también más seguros y más honestos”, resumió sobre su carrera.

Leandro Ramella alcanzó lo que muchos entrenadores desean y quizás hasta sin tenerlo como un objetivo o una obsesión. Por el contrario, el trabajo cotidiano, la formación, el respeto y su evolución lo llevaron a un lugar de privilegio. Un premio al camino recorrido, al proceso desarrollado que es mucho más importante que el éxito transitorio.