Falleció Héctor “Nene” Dipilato, una institución

El entrenador de boxeo que tuvo bajo sus alas a muchas de las grandes figuras locales, murió esta mañana a los 87 años.

Héctor Dipilato, todo un emblema del box local.

Por Rodrigo Divito (@rodrigodivito)

Pocas personas llegan a ser una institución por si misma para un deporte. Eso fue para el boxeo Héctor “El Nene” Dipilato que esta mañana falleció en Mar del Plata con 87 años, donde supo ser una personalidad sumamente destacada.

Toda su vida estuvo relacionada con el deporte (tanto boxeo como patín carrera) y pasaron por sus manos muchos de los grandes boxeadores locales como Miguel Ángel Páez, Alberto Pili, Anibal Di Lella, Fernando Sosa y más cerca en el tiempo, acompañó a Luis Lazarte durante gran parte de su carrera además de entrenar a otro de los boxeadores más importantes de Mar del Plata en los últimos años como Omar “El Príncipe” González. También nombres como los de César Leiva, Rubén “Siru” Acosta y Roberto Bolonti estuvieron en algún momento bajo sus alas.

La mítica esquina, hoy abandonada, de San Martín y Avenida Jara era verdaderamente un humilde templo del box. Desde la puerta, por la calle San Martín ya se podían sentir los clásicos golpes del guanteo que había sobre el ring que tenía armado y daba sobre la Avenida Jara.

Era común ingresar ahí y cruzarse con jóvenes que tenían ansias de ser campeones en sus ojos. Así los trataba él: “Vamos campeón, trabaje. Si quiere ser campeón hay que entrenarse”, se escuchaba de su inconfundible tono de voz.

Héctor Dipilato en su gimnasio. (Foto: Facebook)

La transpiración era moneda corriente. Y claro, el que no transpiraba, no podía estar en ese gimnasio. Otra de las habitaciones estaba destinada a la rutina física, abdominales, trabajos precisos, bolsas para golpear….todo era parte de un escenario que queda impregnado en las retinas de aquél que alguna vez pudo estar ahí.

Siempre te trataba de usted aunque tuvieras 20 años como en mi caso (con cara de nene incluido) y te pedía que esperes. No habría osado interrumpir la tarea de los futuros campeones mundiales. Repentinamente todo era silencio, se terminaba el trabajo. Ahí es cuando te hacía pasar a la cocina que estaba al fondo y se ponía a un costado mientras el boxeador hablaba, sin interrumpir, sin hacer gestos. Sólo escuchando.

El trabajo era su bandera porque lo que no se entrena, no se puede llevar al ring. Era un tipo particular, algo loco, pero no podía ser de otra manera si quería entrenar al nivel que él mismo exigía. Todavía, si pasás por el Gimnasio “Santos Villalba”, por ahí escuches un “Vamos campeón, vamos” mientras los boxeadores pasaban por debajo de una soga tirante haciendo cintura.

Siempre con respeto, pero esperando lo mismo del otro lado. Su “jabee, jabee” seguirá resonando desde el rincón. Hoy la vida se apagó, pero no tiró la toalla….llegó a terminar la pelea y si la perdió fue por puntos, en fallo dividido. Se fue el “Nene” Dipilato, una verdadera institución del boxeo de Mar del Plata.