“De la palangana al oro”: la historia que Curuchet reflejó donando la bicicleta al Museo Olímpico

Luego de haber donado la bicicleta con la que se consagró campeón en Beijing al Museo Olímpico en Suiza; el marplatense Juan Curuchet habló en Marca Deportiva Radio (FM 99.9) sobre todos los recuerdos que se removieron en su mente durante estos días: “fueron días muy emotivos”.

Juan Curuchet besando la bicicleta con la que consiguió el oro olímpico.

Por Rodrigo Divito (@rodrigodivito)

El campeón olímpico marplatense Juan Curuchet vivió un momento muy especial el viernes pasado (23 de junio) luego de donar la bicicleta con la que ganó el oro en Beijing 2008 al Museo Olímpico que está ubicado en Lausana, Suiza.

Luego de esa experiencia vivida y de regreso en Mar del Plata habló en Marca Deportiva Radio (FM 99.9) sobre todo el proceso que lo inmortaliza en la historia olímpica mundial: “la invitación llegó hace un tiempo atrás, se cumplieron 30 años del aniversario de la creación del Museo Olímpico y se celebró el viernes junto con el Día Olímpico. Cuando me invitaron me preguntaron si quería donar algún elemento simbólico de la medalla olímpica. Se me ocurrió donar la bicicleta porque creo que simboliza mucho el olimpismo. Querían algo que simbolice los valores del olimpismo, el sacrificio y el fuego sagrado. Había todo un camino de una vida para llegar a ese día, hicimos un zoom con la gente del Comité Olímpico Internacional y les conté mi historia de vida, de lo que fue mi inicio en el deporte y en mi vida”.

Entre todas las cosas que contó, hubo una que terminó dandole el nombre a su historia: “hubo un hecho que les gustó muchísimo, que era pedirle a mi hermano bañarme en una ducha porque me bañaba en una palangana, la historia será “de la palangana al oro”. Lo que quería comunicar es que no importa de donde salgas, podes llegar al sueño olímpico“. La situación tarde o temprano lo llevaría a un momento de quiebre y empezó a sentir lo que el acto en sí, significaba:los últimos tres días antes de entregar la bicicleta no pude dormir, se empezaron a prender todos los recuerdos de mi carrera. Se me rebobinó toda la carrera hasta el día que gané la medalla, fueron días muy sentimentales, emotivos y cuando entregué la bicicleta, fue una alegría enorme. Queda en un Museo Olímpico, que el olimpismo siempre fue mi sueño. La superación, el caerme y volverme a levantar, intentarlo una y otra vez, ese es el significado que le queremos dar y que sea inspiración para muchos jóvenes”.

La vida de los deportistas, con distintos matices, siempre es una historia de superación e inspiración que sirve para todos los ámbitos de la vida: “bañarme en una palangana o una lata de durazno donde mi hermano me tiraba agua caliente y salir de eso, es superarte. Tenía que salir de la palangana para cumplir mi sueño, para tener calidad de vida, somos superación en la vida y en el deporte. Te sirve para las dos cosas, hay cantidad de deportistas argentinos que salieron de la nada y llegaron a lo más alto. En el camino hay mucha superación, es bueno mostrárselo a los jóvenes para que puedan verlo reflejado en la vida”.

También estuvo acompañado en la ceremonia que se realizó en Suiza por personas especiales para su carrera deportiva como el caso de Gerardo Werthein: “a Gerardo lo conocí en 2004 y tenemos una relación de amistad hace 20 años. Hoy es un hombre muy importante en el Comité Olímpico Internacional, también estaba Leandro Larrosa que es director de Media del Comité Olímpico, estaba Giovanni Lombardi que estuvo al lado mío en el período de 2004 y 2008. Es muy lindo haber compartido cosas tan especiales, a la distancia con mi familia que estaba acá y con mi Mar del Plata querida. Es una linda satisfacción”.

La vida, a veces, se empeña en recordarle a una persona el lugar de privilegio que logró alcanzar y en algunos otros casos, como el de Juan Curuchet, lo ubican en un sitio aún más preponderante para la posteridad: “las zapatillas de Usain Bolt están al lado de la bicicleta, hay material deportivo de toda la historia de los Juegos Olímpicos, son 300 elementos. No podía tomar la magnitud de lo que estaba pasando, me dedicaba a ver lo que estaba pasando ahí. Que la bicicleta esté en el museo olímpico donde hay pocos elementos, es un sueño cumplido que no tenía en mi cabeza”.

Los recuerdos fluyeron en estos días de una manera muy particular y al momento de ser consultado sobre algún hecho que lo marcara en su vida, Curuchet indicó que “se me prendió el recuerdo de hasta mi primera ducha porque iba rebobinando cosas, me acordé de derrotas. El día que a mi me dijeron que no corría los Panamericanos del 95, me fui a la bicicletería y cuando salí le pegué una patada a la bicicleta de mi mamá. Me dijo así no, andá y entrená; descargá la energía ahí. A los 4 meses fui sub-campeón Mundial”.