La Scaloneta, un fenómeno social

OPINION. – La Selección Argentina de Fútbol es campeona del mundo por tercera vez en su historia pero el hecho deportivo es una arista más de lo que ha generado este grupo de jugadores y cuerpo técnico en muchas personas a lo largo y ancho del planeta.

Lionel Scaloni con la copa del mundo (Foto: Reuters/Hannah Mckay)

Por Rodrigo Divito (@rodrigodivito)

La Scaloneta es el nombre poco ingenioso que se le aplicó a la Selección Nacional cuando comenzó a ser una verdadera máquina ganadora. Sin embargo, el concepto parece ir más allá de lo que significa un equipo de fútbol y Qatar 2022 fue la demostración fáctica de ello. Fue un fenómeno cultural.

Los ejemplos que han dado se remontan a la previa del Mundial donde el perfil bajo preponderaba y donde las grandilocuencias no estaban presentes, al menos hacia afuera. Puertas adentro, parecía ser distinto. El equipo, el fútbol, La Scaloneta, sobrepasó el campo de juego, sobrepasó los estadios, sobrepasó Qatar y se trasladó al mundo entero. ¿Cómo es posible?

Primero por la presencia de Lionel Messi. El astro que embelesó al mundo durante dos décadas, podía tener quizás por última vez, la posibilidad de ser Campeón del Mundo. No fue el único imán, hubo otros jugadores

con los que la gente empatizó inmediatamente compartiendo valores básicos surgidos del sacrificio y la entrega.

Con perfil bajo todo el tiempo, pero soberbios cuando se lo necesita, como en el transcurso de los partidos. Irreverentes ante la adversidad, pero dispuestos a poner por delante valores fundamentales, los que van más allá de un campo de juego cuando había que poner un pie en el freno.

La entrega cotidiana se veía, el esfuerzo mayúsculo por defender al de al lado, sobre todo si esa era Lionel. Ese entrenamiento, ese esfuerzo es uno de los aspectos que más me ha llamado la atención de Maradona en toda su carrera futbolística, aunque no la más destacada. Era un talentoso extraordinario pero siempre se preparaba al máximo para rendir aún mejor. Eso hizo que Messi sea Messi, aún a los 35 años.

Todos queriendo tocar a Messi (Foto: AFP)

Todos esos factores hicieron que de a poco, algo se fuera metiendo mágicamente en el corazón de los argentinos. Ese orgullo argentino que es el reflejo de lo que le pasa al argentino promedio día a día. Porque hay momentos que queres largar todo como Messi cuando dijo que dejaría la Selección que “esto no es para mí”, otros que te caes y te levantas para ir de nuevo por esa idea que te obsesiona como luego de las finales perdidas y a pesar de las críticas. Porque hay que permitirse llorar para que esas lagrimas laven la tristeza y te permitan renacer.

Empatizar no es que vos sueñes con llegar a ser esos “superhéroes” que ves en la cancha sino que fuera de la cancha veas que ellos son igual que vos, con problemas cotidianos, una familia, hijos y situaciones que atravesamos todos los días; pero con los colores de la Selección, se modifican genéticamente para dar aún más de lo que siempre dan.  

Eso es La Scaloneta, no se trata de quien juega de lateral por la izquierda, quien mete más pases gol o quien lleva la cinta de capitán. Es sentirse parte de un todo, saber que lo colectivo está por encima de lo individual aún cuando miras para el costado y lo tenes a Messi. Saber que lo colectivo lleva a realzar lo individual. Principalmente creerlo, sentirlo. Que no te importe tener 20 años y meterte a jugar un Mundial con el desparpajo de Enzo o Julian, que no importe quien está delante sino saber que, por tus cualidades, te los poder comer con la cabeza como el Dibu. Porque te sabes mejor y porque te sabes acompañado. 

Va más allá de si la pelota entra o no. Seguramente estaríamos devastados si entraba esa última jugada de Kolo Muani que tapó Emiliano Martínez; pero el guionista, ese que pensamos que era un desalmado hijo de su madre, había escrito el mejor final. Este triunfo no hubiera valido lo mismo sin todo el sufrimiento previo porque la vida es así, hay que cruzar muchos pantanos para lograr ese pequeño momento de felicidad infinita. La Scaloneta no está dentro del campo, es todo ese fenómeno social que admiramos a cada paso.

Ese que llevó a que, alrededor de todo el mundo, personas que no hablan castellano, que no miran fútbol argentino y que quizás, ni siquiera conocen a un argentino, hayan derramado lágrimas de emoción como nosotros al ver a nuestro mejor jugador alzando la Copa del Mundo, su máximo sueño, y luego sentarse en la tarima con su esposa e hijos a disfrutar del momento.

Ni siquiera los propios protagonistas debían imaginar que jugar al fútbol podía generar tantas cosas o que iban a tener cientos de personas en Bangladesh alentándonos, pero de eso se trata la inspiración, la empatía, el deporte. Traspasa todo límite material e imaginario para meterse en los corazones y transformarse en un fenómeno social.