El oro panamericano que casi no fue

El día que ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto, Maira Arias dejó la llave adentro de la habitación cuando el micro estaba por salir y la salvó el campeón olímpico, Juan Curuchet. Esta tarde en Marca Deportiva Radio (FM 99.9) comentó la increíble anécdota: “casi no llego a la pista”, indicó.

Maira Arias mostrando orgullosa el oro obtenido en Toronto.

Maira Arias mostrando orgullosa el oro obtenido en Toronto.

Por Rodrigo Divito
@rodrigodivito

Maira Arias hoy está contenta. Ya en su casa, de regreso a Mar del Plata, tiene en su habitación el oro panamericano que supo conseguir en Toronto ganando con total autoridad la prueba de los 10.000 metros a los puntos y logrando, en aquél momento, la segunda medalla dorada para el país.

Sin embargo, no todo fue fácil para ella. Y no hablo específicamente de lo sucedido en pista, sino de lo que pasó en la previa, incluso antes de llegar al colectivo que los trasladaba hacia el Patinódromo. Esta tarde en Marca Deportiva Radio (FM 99.9) la neuquina radicada en nuestra ciudad contó lo que le sucedió horas antes de la competencia. “Casi no llego a la pista”, dijo inicialmente resumiendo el conflicto.

“Empecé el día muy acelerada, habíamos quedado con Ken Kuwada salir a las 14 para la pista porque las carreras empezaban a las 16. En un momento llegó Rocío Berbel y me dijo que nos juntábamos 14.15. Me quedé tranquila porque había tiempo”, relató. Todo venía bien hasta que los planes cambiaron: “de repente me llamó Ken que estaba arriba del colectivo y ya se estaban por ir”.

Los nervios le ganaron, desbocada por llegar a tiempo, se olvidó un par de cosas muy importantes. “De la desesperación salí corriendo y me olvidé la acreditación y la llave de la habitación adentro y se me cerró la puerta”. Era imposible avisarle a alguien y esta vez actuó rápido: “no tenía teléfono ni nada para avisarle a Ken que me esperaran. Salí corriendo al pasillo y golpee la puerta de al lado. Ahí me atendió Juan Curuchet y le pedí que me ayude a saltar a mi balcón”. El campeón olímpico fue quien pudo darle una solución, justo él que entiende mucho de oros, fue el ángel de la guarda que permitió el postrero oro de Maira: “empecé a forzar la tela mosquitera hasta que la pude romper, salté al balcón y pude agarrar la acreditación y la llave”.

No todo fue tan sencillo como parece, porque el salto fue muy peligroso, pero Arias ni siquiera pensó en eso: estábamos en un octavo piso, pero había una mampara alta que separaba los dos balcones. Me hizo pie Curuchet y me tiré para el otro lado. En ese momento, la adrenalina hizo que no pensara en nada. Me agarré como un mono de la ventana y pude entrar”, concluyó. Valió la pena el esfuerzo. En realidad, toda la aventura le valió el mayor logro de su vida deportiva.

LAS CONSECUENCIAS DEL ORO

Haber salido campeona panamericana le dio un reconocimiento más grande aún e incluso las patinadoras y patinadores más jóvenes de Mar del Plata, ahora le piden el autógrafo y la foto correspondiente: “me gusta mucho tratar con los chicos. En un momento tuve esa edad y buscaba a los exponentes de mi deporte y es un orgullo que hoy me pase eso. Lo disfruto mucho”, aseguró en Marca Deportiva Radio.

El patín tomó mucho protagonismo en la primera instancia de los Panamericanos de Toronto, por el oro de Giselle Soler y el de la fondista neuquina: “que las dos primeras medallas de oro llegaran del patín está buenísimo porque se dan a conocer los deportes. Se le puede empezar a dar más importancia desde todo punto de vista. Se pudieron ver las dos competencias en vivo y en directo, eso ayuda a que los chicos se interesen en la disciplina”.

Trabajó mucho y se preparó para lo que debía afrontar en esa carrera de 10.000 metros a los puntos, pero ahora tiene un desafío inmediato por delante: “esto es fruto de todo el entrenamiento, es una satisfacción gigante, pero no termina acá. La euforia durará un poco y tengo que plantearme otro objetivo que es el Mundial y ahí tengo una materia pendiente”, destacó.

En la pista no le dio tregua a sus perseguidoras, ni siquiera pudieron discutirle la medalla de oro y eso tiene que ver precisamente con toda la preparación previa y un poco también con la adrenalina de haber saltado de balcón a balcón desde un octavo piso. “Sabía que tenía una sola oportunidad y no podía fallar. Eran 17 minutos de carrera nada más, me tenía mucha fe porque había entrenado muchísimo. Sabía que sería una pelea muy dura y que íbamos a estar ajustados con los puntos, pero gané con mucha diferencia y eso quiere decir que hice las cosas bien. Pude demostrar con claridad que estaba preparada para todo tipo de situación que se diera en la carrera”, concluyó.