Respeto a los olímpicos (que no llegaron)

OPINION. – A horas de que la antorcha encienda el pebetero olímpico, vale la pena recordar a todos aquellos que hicieron el mismo camino de 4 años hacia Río, pero no pudieron alcanzar el objetivo. Muchos de ellos, ya piensan en Tokyo 2020.

LOND02 LONDRES (REINO UNIDO) 07/08/2012.- El atleta chino Xiang Liu muestra su frustración al perder una de las mangas de clasificación de los 110m valla masculino de la competición de Atletismo al chocar con una valla en los Juegos Olímpicos de Londres (Reino Unido) hoy, martes 7 de agosto de 2012. EFE/ JEAN-CHRISTOPHE BOTT

Foto: EFE/ JEAN-CHRISTOPHE BOTT

Por Rodrigo Divito
@rodrigodivito

Río 2016 está a punto de comenzar y los deportistas olímpicos de nuestro país merecen de por sí, el respeto de todo un país por lograr el objetivo de estar entre los mejores del planeta en las disciplinas que practican. Al fin al cabo, ¿cuántos podemos decir que estamos entre los mejores del mundo en lo que hacemos? Muy pocos.

Sin embargo, también hay un grupo (mucho mayor al anterior) que estará viéndolo por la televisión o algunos tendrán el privilegio de viajar para alentar a sus compañeros que lograron el objetivo. Se trata de todos los deportistas olímpicos, que no llegaron a serlo.

Es difícil definirlos, pero están ahí, renegando algunos y otros ya pensando en vivir los Juegos desde donde les toca. La diferencia entre quienes llegan y quienes no, es mínima. A veces un centímetro, a veces segundos, minutos, pero hay muchos que han quedado cerca.

Eso no quita que hayan realizado el mismo esfuerzo que quienes hoy representan al país. Incluso, los que están en la Villa Olímpica, hoy los representan a todos ellos. Lo cuál no es poco, por cierto. El apoyo lo han tenido, el esfuerzo lo han hecho, el entrenamiento se desarrolló al máximo y la ilusión la han explotado a un 100% pero no se les dio esa marca, ese ranking necesario para llegar a Río.

Algunos son muy jóvenes y ya están pensando en Tokyo 2020 (sí, el próximo Juego Olímpico para todos los que no clasificaron ya ha comenzado), otros quizás hayan visto pasar el último tren. Aún con esos condicionantes, todos se merecen el mismo respeto que los que están en Río.

El apoyo del ENARD está latente y les ha permitido a muchos deportistas llegar a un Juego Olímpico y por eso hoy hablamos de la delegación más grande de Argentina en esta competencia…y podría haber sido mayor.

Un ejemplo vivo de este tipo de situaciones es Mariano Mastromarino que quedó muy cerca de ingresar en los 3.000 metros con obstáculos de Londres 2012 e inmediatamente junto con Leonardo Malgor tomaron la decisión de reinventarse y pasar al Maratón. Cuatro años después, está en Paipa preparando su participación olímpica.

Otros lo intentaron hasta último momento como Cristian Rosso que fue en búsqueda de la plaza a Europa con Ariel Suarez y por poco no pudieron alcanzarla. O los nadadores Facundo Miguelena y Guido Buscaglia que viajaron también al Viejo Continente para intentar ese tiempo que los depositara en los Juegos. Ellos ya piensan en Tokyo.

Incluso Ayelén Tarabini que tranquilamente podría haber sido la representante nacional en Gimnasia Artística, está pensando en su nuevo ciclo olímpico desde que el año pasado se cortó el tendón de Aquiles. Son sólo ejemplos del tezón y la voluntad que hay que poner para sobre ponerse de un golpe, levantarse y seguir hacia el próximo escalón.

Por ese esfuerzo, por esa voluntad, por no abandonar el sueño hasta el último momento y por renovar el sueño cuando se ha escapado una oportunidad. A veces esa frustración inicial es la mejor motivación para llegar al siguiente casillero o que algún malintencionado te diga que será imposible como en aquella escena de la película “Cuestión de Honor” donde le preguntaban al personaje de Cuba Gooding Jr (Carl Brashear) porque deseaba tanto convertirse en buzo de la Marina Estadounidense y contestó con un seco “porque me dijeron que no lo lograría”.

Merecen el respeto y es un buen momento, antes del inicio de un Juego Olímpico, recordar a todos los que no llegaron al objetivo, porque eso no los transforma en perdedores, no los sacará del foco, simplemente les dará una motivación más grande para volver a intentarlo en el próximo ciclo.

Mi respeto a los olímpicos, que no alcanzaron los Juegos.